viernes, 15 de noviembre de 2013

Amor sin rumbo.

Yo estaba sentada en el coche, intentando bajar todo lo que había subido mientras el humo salía de mí sin remedio.
Nos habían echado de aquel local, y tú estabas lo suficiente ebrio como para llevarnos a esa gasolinera. Antes me habías dado el que sería nuestro último beso, y me habías llevado en tus brazos al coche, mientras los dos reíamos.
Es cierto que nos moríamos. Hacía meses que la policía nos buscaba, pero a ti te daba igual. A mí no, me odiaba por haberte roto más de lo que ya estabas. Y ya es decir.
Viniste corriendo al coche, cogiste mi cigarrillo y tomaste una calada antes de arrancar el coche.
Arrancaste y nos perdimos en la oscuridad de la noche. ¿Dónde estábamos? Yo lo sé.
En una carretera, tan vacía como tu corazón, en cualquier lugar del mundo.


Y perdiéndonos a nosotros mismos.

2 comentarios:

  1. Me gusta, pero creo que repites demasiadas veces la palabra 'coche'. Resulta bastante redundante.

    ResponderEliminar
  2. ¡Pulelo! Y te quedará algo bueno. La idea no es mala, pero necesitas ordenar tus pensamientos antes de escribirlos.

    ResponderEliminar