lunes, 29 de diciembre de 2014

Nada dentro, todo fuera suave. Perdidos en el tiempo, intentando llegar a un azul más suave, intentando hacer que estallen más y menos cerebros. No, sin olvido, sin olvidar. Cada noche respirando el sonido circulante de las venas. Más y menos y más lágrimas, acabando siempre sin un sollozo. Vómitos sin salir de la garganta. Ni un solo sentido vivo. Cayendo más profundo cada día. Sin volver el Sol nunca más. Nunca más.
Las piernas rotas conforme los pasos.
Los semáforos estallando y los sesos volando por toda la ciudad.
La gente gritando silencio.

Todo en llamas y todo congelado.

Ellos nos han hecho esto. Y ellos somos todos nosotros.