viernes, 14 de junio de 2013

Pero con la mirada perdida.

No está bien.
''Qué tontería haber estado mal anoche''. Suena el despertador. Las ocho. Exámenes. Cansancio. Pega un golpe inútil a la almohada. Sin fuerzas.
Se incorpora y salta de la cama. Baja a trompicones por las escaleras. Desayuna un vaso de leche con cola cao, sin apenas darse cuenta de lo que hace. Sube y se cambia; elige al final la misma ropa de siempre. Se siente pegajoso, la cara, todo. 
Se cuelga la mochila y sale de su casa. 
Llega al colegio. Están las mesas separadas y el profesor está dando indicaciones sobre los exámenes.
Se sienta en su pupitre y hace su examen. Contesta lo que sabe; lo que no, se lo inventa. Cuando termina el examen, juguetea con el bolígrafo, o se hace algún estúpido dibujo.
Pero con la mirada perdida.
Después del segundo examen vuelve a su casa. Come. Se sienta a ''estudiar''. Acaba empezando a estudiar a las doce de la noche. Se pone música. Y todo se hunde. Se da cuenta de que no puede seguir así. No puede seguir haciendo como si esa rutina es una buena táctica. Se acuesta con mucho dolor, y sin saber ni una palabra del examen. 
Roto.

''Qué tontería haber estado mal anoche''. Suena el despertador. Las ocho. Exámenes. Cansancio. Pega un golpe inútil a la almohada. Sin fuerzas(...).
Así somos. Nos destrozamos. Sin saber cuando el dolor va a acabar.

martes, 11 de junio de 2013

Insane.

Es un no saber como decirlo. Es un rendirte al intentar explicarte, rendirte al intentar algo.
Es volverse loco. Loco. Loco. Loco.
Complemente loco.
No de esa locura amorosa, que luego es bella al recordar; no de esa locura que al recordarla sonríes con una sonrisa pícara; no de esa que te hace estar feliz.
Es otro tipo de locura. Una locura que te vuelve loco de verdad. De esa que no ves a nadie que te quiera a tu alrededor, no ves nada. De esa que cada vez ves más oscuro. De esa que te agarras la cara y te la quieres  arrancar. De esa que jamás te llegas a creer. De esa que es violenta. De esa inexplicable, de esa por culpa de que nadie te entienda. De esa que has conseguido rindiéndote, consumiéndote, lamentándote. Muriendo por dentro. Es como un mordisco. Como uno que te paraliza las venas. Como uno que te hace morderte el labio, como ese que te atraviesa sin ser atravesado. Como una lágrima fracturada.
Me he vuelto loco.
Y si no has pasado por lo que yo, en el mismo momento, siendo yo, como yo, no opines sobre como actúo, sobre cómo me he vuelto de loco.
Porque no es una simple locura, supongo que es una enfermedad.