jueves, 31 de octubre de 2013

Heridas.

Mientras ellos hablaban, ella se quedó clavando el gris de sus ojos en aquel árbol de tantos en el parque.
Estaba lleno de nombres rasgados en la corteza. Lleno de cortes. Se subió un poco la manga, miró de reojo su brazo lleno de lunares y cicatrices y vio su similitud con aquel árbol. Suspiró. 
Sacó el iPod del bolsillo de su sudadera y cambió de canción. ¿Qué haría ella sin su música?
Cogió un mechón de pelo y se lo puso detrás de la oreja.
Volvió a mirar el árbol. Esta vez intentó intentar encontrar las diferencias. A pesar de todo, no había tantas. Volvió a pensar en los cortes de ambos.
''Pero a ti te los hacen las personas'' pensó durante un momento.
¿Y acaso aquel chico rubio no la estaba destrozando, no estaba creando nubes para después precipitarlas? 
¿Acaso su madre no la había dejado allí, sin más? ¿Acaso algo iba bien?
Se giró hacia sus amigos y rió como si no estuviese rota. Mientras hablaba con ellos seguía pensando en el árbol. 
Y en que los cortes se los hacían también las personas.

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho, adoro cómo escribes.

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  2. Creo que si te pongo un comentario en cada entrada con la que me sienta identificada, te lleno el blog de comentarios.

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