sábado, 8 de febrero de 2014

Recuerdos perdidos.

Todos a mi alrededor estaban tan vivos como los recuerdos de esa misma noche. Había momentos que se grababan en la mente de todos y yo sin embargo estaba en medio de todo y de nada, como un recuerdo del que ya nadie se acuerda. Todos vivos. Todos gritando. Todos lanzando fuegos que llegaban al cielo y se rompían en mil pedacitos hasta consumirse, conmigo.
Me cogió de la muñeca y me alejó del ruido, hasta el pie de un árbol.
Me miró a los ojos.
-¿Dónde estás?
Desvié la mirada a donde estaban todos, y en el cielo negro como el carbón que se muere, seguían las pequeñas gotas de felicidad explotando.
-No lo sé.
-¿Qué te ha pasado?
Los ojos se le empezaron a poner rojos como ciertas partes de mi cuerpo cuando el mundo me dejaba a solas.
Me cogió la cara con las dos manos. Me vi en la obligación de mirarle.
-¿Qué pasa cuando los días visten de gris y las sonrisas se tuercen a ser sádicas?
Rió, y no supe saber qué había en aquella voz desgastada.
Me besó.

2 comentarios:

  1. Adoro el título de este sitio.
    Como esta entrada, increíble.

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