lunes, 29 de abril de 2013

Tempus fugit.

Muchas veces he escuchado eso de ''Tempus fugit'', el tiempo huye, se va, corre, escapa. 
La verdad es que tiene razón, cada día vivimos miles de momentos, pero a la hora de echar la vista atrás, lo recordamos como si fuese efímero. 
Y dentro de poco, otro curso acabará, y dejaremos muchas personas atrás, para conocer a otras nuevas, y la vida seguirá su ritmo, poco a poco nos olvidaremos de estas personas con las que un día prometimos un 'siempre' que en el fondo sabíamos que era instantáneo. Porque pasará, las personas se irán, los recuerdos se enfriarán en alguna foto, para un día descongelarlos con lágrimas mientras una línea se dibuja para sujetar esa lágrimas como muestra de que no son del todo de tristeza, sino que es una sensación diferente. 
Y al cabo del tiempo esas fotos se pierden, tú te olvidas, y justo en el momento en el que tu cerebro elimina esa información sin que te des cuenta, la persona que está a tu derecha en la foto encuentra esa foto y sonríe. 
Lo que quiero decir es que en el tiempo cabe todo, caben lágrimas, sonrisas, abrazos, besos, miradas. Recuerdos. Porque sí, las cosas terminan, pero los recuerdos duran para siempre. Quedan suspendidos en la eternidad, porque el tiempo acaba y perdura para siempre.

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